domingo, 2 de septiembre de 2018

NEGRA HURACAN



Desde el primer momento
me gustó la mezcla
de tu intrigante interactuar
con tu risa escandalosa
y esa forma tan tuya
de darle a la vida
la alegría necesaria
para encarar tantos golpes
que en silencio has soportado
con ese escudo
a veces impenetrable
que construiste con el tiempo
para resguardar lo que amas.

Nos fuimos conociendo
y como un huracán
llegaste a mi vida
y lo revolviste todo
con tu entusiasmo desbordante
que produce
tu negritud encantadora
y con esa forma de amar
que me cautivó
y me hizo creer en ti.

Con el tiempo
este amor reciproco
creció como el Orinoco en agosto
lleno de una pasión indescriptible
con esa energía
que solo nuestros cuerpos sudorosos
producen
cuando hacemos el amor
con esa ternura nuestra
que generamos
al vernos a los ojos
para demostrar
que inventamos un nuevo lenguaje
y que nos reconocemos en sus codigos
para mantenernos incolumes
en esta nueva unidad.

Y así, me enamoré de ti
Negra Huracán
con tu alboroto ancestral
y tu indomable querer
digno de cualquier cumbé
cargado de alegría cimarrona
de conciencia de ti misma
dispuesta a dar todo
y más
por lo que quieres y amas.

Yo, asombrado
te admiro en silencio
y me siento orgulloso
de tener el amor
de la Negra Huracán
la que me invitó
una noche de octubre
a construir
una nueva forma de amar.
Yo sigo trabajando
por cumplir esa tarea
por no fallarte
y mucho menos
soltarte.

Sé que es una tarea difícil
pues para cumplirla
debo resolver contradicciones
para no defraudar tu confianza.
Yo solo te pido
que no me sueltes tampoco
porque yo solo aspiro
que jamás te me conviertas
en una simple tormenta tropical
ni en una brisita tenue
aspiro que mantengas tu fuerza
esa, que ante las adversidades
se lleva todo por delante
para que sigas siendo 
por los años en futuro
mi amada Negra Huracán.