Han pasado algunos años
desde la última vez
que recorrí estos parajes
llenos de flores y silencio,
donde el frío reina
a lo largo de las montañas
que vigilan de manera silenciosa
este sitio mágico
mítico
inusual
que fue testigo y cómplice
de nuestras locuras de amor clandestino.
Aun recuerdo la luz de tus ojos
cuando contemplabas estos paisajes
porque nunca te vi tan feliz
como en esos días
en que nos fugamos de las sombras,
y ese frío intenso
nos llenaba de calor
al unir nuestros cuerpos
con desenfreno,
lleno de intensidad lujuriosa
como jamás lo había hecho
con mujer alguna en mi vida.
Todavía sigue en mi memoria
aquellas noches de placer
donde juntos
retábamos sin pudor
a la chimenea de la habitación
para ver quien hacía
la llamarada mas intensa
y creo que le ganamos
con una amplia ventaja.
También se dibuja en mi mente
nuestras comidas de combate,
un pan con jamón y queso
era todo lo que necesitábamos
pues ambos nos alimentamos
de ese placer excitante
que lo saciaba todo,
porque hasta a las Fresas con Crema
le dimos nuevos usos
en el fragor
de esas jornadas eróticas.
Hoy regreso a estas calles
llenas de verde esperanza
sin esperanzas,
ahora soy solo yo
porque ambos tomamos rumbos distintos
y todo lo que observo
aunque pareciese igual
se ve distinto.
Incluso el banquito de la plaza
donde veíamos caer la tarde
sigue allí
incólume
pero las flores que tanto te gustaron
ya no están
se marchitaron
lo que me lleva a suponer
que se terminaron convirtiendo
en un frío recuerdo.
2 comentarios:
Cuando el recuerdo pesa, hay que hacer de todo para librarse de él. Hasta plantar flores nuevas en las plazas públicas.
El poema es... precioso...
Un beso enorme.
Que bello poema Angel me dio escalofrio te lo juro.
Opiniones Proletarias, ¿Y tu no opinas? Publicar un comentario