Hoy es el único día del año
en que dejo mi ateísmo a un lado
y creo fervorosamente
en el santo tambor que libera mi cuerpo
porque hoy es un día de muchas santas y santos
de esos que uno ve con sus propios ojos
y cree.
Y es que desde que amanece
me armo con mi maraquita de tapara,
me visto de blanco y rojo,
y me entrego a todos los San Juanes que hay
al San Juan tambor,
al San Juan culo e’ puya,
al San Juan fulía,
al San Juan del Ron,
al san Juan del Baile,
al San Juan Canción,
al San Juan Barlovento,
al San Juan Curiepe,
al San Juan Birongo,
al San Juan Negrura.
Y yo me entrego tranquilo
porque se que hoy es el día mas largo del año
donde mis pies no tendrán descanso alguno
mientras los cueros repiquen sabroso
como el cacao que se da en mi pueblo.
Hoy rindo culto a mis ancestros,
a los millones que del África trajeron
para que fuesen explotadas y explotados
por sus esclavistas macabros,
y que luego con valentía y coraje
se transformaron,
en Cimarronas y Cimarrones.
Al Santo José Leonardo
que con los santos negros de antaño,
combatieron machete en mano
para quitarse a los amos,
y esos a la vez fueron
Las abuelas y los abuelos
de mi abuela y de mi abuelo,
por eso con orgullo bailo
a este bello colorcito negro.
Sigo bailando contento,
porque el ron y el tambor
son la mejor combinación,
y casualmente hoy celebro
una batalla de liberación
que por Carabobo se armó,
y donde también pereció
el negro que siempre fue Primero.
Pero también me apresuro en el baile
porque mi santa negra dulzura,
que me mira con sus negros ojos de fuego
me incita a besar sin frenos
esos rojos labios que quiero.
Y por eso no puedo perder mucho tiempo,
porque esta noche también
por esas cosas del misterio
es la noche más corta del año,como todas las noches
del gran Solsticio de Verano.
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